Dicen que es más difícil desaprender que aprender, en mi vida adulta he tratado desaprender lo que me enseñaron de niña para poder ser una adulta más plena, como los estándares de la belleza las parámetros socialmente aceptables (prejuicios); aquí es donde entra todo lo que aprendí sobre la belleza, lo que me enseñaron, como debo vestir, las marcas que me dan prestigio, valía, la talla que me hacen ser más atractiva, que me da un estrato social más alto, las palabras que debo usar, el maquillaje que me ayuda a que mi ojos sean más grandes, a corregir mis “imperfecciones”, los productos para que mis aromas no sean tan desagradables, aumentar mi estatura, mis piernas más largas, tetas redondas a la altura perfecta, cabellera abundante, color de moda, runner, viajera, letrada, si eres mamá que sea gluten free, lactancia materna a libre demanda … ah pero discreta y hasta una edad adecuada ¿?, la camioneta del año , el marido perfecto, fidelidad absoluta, risas y sonrisas hasta para lavar calzones (¿perdón, lavar? ¡no!, no eso no sucede), servidumbre, chofer, nana, asistente, amiga de estrellas de rock, algunos intelectuales y tu vida será casi perfecta… ¡Ah! pero no oses ser gorda o fea, porque nada habrá valido la pena (¿Para quién chingados?)’.
Gordas según los parámetros de una sociedad que utiliza el Photoshop y los filtros más que los diccionarios, que ha decidido que si tienes rollos o celulitis mereces menos, menos dinero, menos categoría, menos amor, menos estatus, menos éxito, ¿una pareja? ¡Ni lo pienses! será un gordo tal vez un feo tal vez ni ellos pues algunos usan el dinero para “tener novia flaca”, ¿en serio?
No encajaré en tus estereotipos de esbeltez jamás y no me disculparé por ello, el límite es la salud, no hay que ser estúpidos. Bella ya soy, con o sin maquillaje, con o sin tacones, con o sin ropa… con o sin tú opinión. Soy única, maravillosa e irrepetible sin todo lo que has inventado. Esta soy yo y no necesito más. Sé que soy bella, agradezco todo lo que mi cuerpo ha hecho por mí, lo disfruto, saboreo, respiro cada mañana y siento la vida entrar a mis pulmones, es una experiencia sensual sentir el agua en cada ducha recorriendo mi piel porque la plenitud de mi sexualidad no está en una báscula ni en una bolsita de maquillaje, ni en una tarjeta de crédito al tope para adornar mis manos y mi Instagram de compras de marca; están en la libertad y la responsabilidad que tengo al ser yo, sólo yo y no la que tú, o mis padres, o mis maestros o cualquier otro le gustaría que yo fuera. Soy la que soy, así soy perfecta y tú también.
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